sábado, 29 de octubre de 2011

La realidad y el deseo


Su cabello es llama ondeante al aire que se alza impetuosa ante la sobriedad menguante.
Dama argenta teñida de rojo, a su paso busca el amanecer para postrarse a sus pies.
Su piel marmórea reluce en la oscuridad.
Quién te ha visto y quién te ve, dama errante y solitaria, abandonada toda esperanza.
Desaparecen las huellas de sus zapatos en las sendas desnudas.
No sabe a donde va ni quiere saberlo. Huye de su vida despojada y sin sentido.
Comienza su viaje sin rumbo ni destino.
Arinya

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